Hemos visto de un fatigado Atlas el furor:
romper la tierra con estruendo loco;
y, a todas estas, por si fuera poco,
el gran Poseidón que lo acolita,
festín de muerte que celebra a coro,
brusco recoge, hala de la alfombra
y nos la devuelve en gigantescas olas.
Chile, sufrido Chile, te acostaste
sobre la cama ardiente del Pacífico,
esperando quizás, que dioses buenos,
te la dejaran quieta, sin más sismos.
Pero, Natura se ofendió, y furiosa
humanos exigió sin previo aviso
en su espasmo de muerte atronadora;
calentamiento global no es frase boba,
o, alharaca de fútiles científicos,
como algunos lo toman, con cinismo;
acabemos con bosques y con mares,
seguro es el camino hacia el abismo,
es romper con el cosmos milenario,
y es sacar a los dioses de sus quicios.
Y como ocurre siempre: son los pobres
los que sostienen sobre el lomo hundido
las cargas de desgracias y dolores
con mayor sufrimiento: es su destino.
Terremoto sí falta en las conciencias
que fracture la capa de egoísmo
y permita sacar un Chile grande,
donde haya un solo pueblo, sin distingos;
lo demás, es mentira chapucera,
el eterno danzón de los políticos.
Chile, con tu bandera azul y blanco
y, con el rojo ardiente de tus hijos,
que Natura no cante su tonada
con su tono aplastante y vengativo,
cuídala más, acata sus demandas;
pues a todos nos toca hacer lo mismo;
no te ablandes, el temple no se ablanda;
levántate con furia y gesto altivo,
construye sociedad para el futuro
donde puedan caber todos tus hijos
sin discriminaciones vergonzosas,
como ocurre entre todos tus vecinos;
en América del Sur, y en la del Norte,
donde crecen los pobres, y sus gritos
claman al cielo un poco de justicia,
y ya, ni el cielo escucha sus gemidos…
Vamos, alza la frente y ¡adelante!,
Chile, mi amado Chile, ¡estoy contigo!
Jorge Mora Forero
Weston, Fl., abril del 2014
Web/blog: www.jorgemoraforero.com